Había una vez…
un oso come miel… era muy glotón… tan glotón que terminó con todos los panales
de abejas que le correspondían del bosque y no dejó que se regeneraran de
manera natural por que no soportaba estar sin comer la miel.
Un día observó
como los demás osos come miel estaban recolectando los panales para tener su
religioso banquete. Muerto de la envidia ideó una manera de poder entrar poco a
poco en los terrenos de otros osos come miel. Se dio cuenta de que habían unos
osos come miel pequeños que no alcanzaban la totalidad de los panales, sobre
todo los que estaban muy alto, así que se acercó a ofrecer su ayuda. Los
pequeños osos aceptaron y poco tiempo
después fue terminando con todos los panales de abejas de los demás osos come
miel, hasta que lo expulsaron de sus respectivas tierras, sin embargo, el oso
entraba sin previo aviso. Este oso continuó haciendo de las suyas con los demás
osos, hasta tener muchos enemigos.
Moraleja: Si
dejas entrar a extraños en tus dominios poco a poco se terminaran todos tus
recursos, he incluso van a querer gobernar desde su trono, aunque parezca que
tengan buenas intenciones o los veas muy tiernos.
Este cuentito
me recuerda al país vecino, que ahora hasta nos manda a su representante para
hacer pase de lista a los precandidatos de nuestro país.
